El cambio climático ha intensificado el deterioro de los humedales altoandinos, afectando su capacidad de retener agua, regular el clima y sustentar la biodiversidad. Más Agua trabaja para revertir estos efectos mediante soluciones innovadoras y sostenibles.
La escorrentía superficial ocurre cuando el agua de lluvia o deshielo no penetra en el suelo y fluye rápidamente sobre su superficie. Esto sucede porque los humedales degradados pierden su capacidad de absorción debido a la erosión, compactación o pérdida de vegetación. El exceso de escorrentía no solo reduce la infiltración de agua hacia las reservas subterráneas, sino que también transporta sedimentos y contaminantes a otras áreas, afectando la calidad del agua. En los humedales altoandinos, este problema contribuye al estrés hídrico en comunidades y ecosistemas.
La alteración de los flujos naturales de agua en los humedales es causada por actividades humanas como la construcción de canales, caminos y actividades agrícolas. Esto interrumpe la conexión entre vertientes, arroyos y áreas de humedales, generando desequilibrios en la distribución del agua. Las áreas que antes se mantenían húmedas de manera constante pueden secarse, mientras que otras se inundan en exceso. Este desequilibrio afecta la vegetación, los hábitats y las comunidades que dependen del agua para sus actividades.
La erosión del suelo ocurre cuando el agua y el viento transportan partículas de la superficie, debilitando la estructura del suelo y reduciendo su fertilidad. En los humedales altoandinos, la falta de vegetación agrava este problema, ya que las raíces ya no retienen el suelo de manera efectiva. Como resultado, se pierde la capacidad del humedal para almacenar agua, filtrar contaminantes y sostener la vida vegetal y animal. Este proceso también dificulta la recuperación de áreas degradadas.
El cambio climático y el deterioro de los humedales incrementan la evaporación del agua. La pérdida de vegetación y la exposición de suelos desnudos permiten que el agua se evapore más rápidamente, especialmente bajo temperaturas más altas. Este fenómeno reduce la cantidad de agua disponible en el sistema, afectando tanto a las reservas subterráneas como a la superficie del humedal. En el Altiplano, este problema intensifica la desertificación y limita la capacidad de los ecosistemas para adaptarse.
La salinización ocurre cuando las sales se acumulan en el suelo debido a una mala gestión del agua o a la desecación de los humedales. A medida que el agua se evapora, las sales quedan en la superficie, dificultando el crecimiento de la vegetación y alterando el equilibrio químico del ecosistema. En los humedales altoandinos, este problema es particularmente grave, ya que afecta tanto a las especies nativas como a las actividades ganaderas que dependen de estos ecosistemas.
La salud de las plantas en los humedales depende de un suministro constante de agua y nutrientes. Cuando el ecosistema se degrada, la vegetación sufre estrés hídrico, falta de nutrientes y exposición a condiciones extremas. Esto lleva a la muerte de plantas, especialmente aquellas que desempeñan un papel clave en la regulación del agua y la conservación del suelo. La desaparición de estas especies afecta directamente a la biodiversidad y a la capacidad del humedal para sostener la vida.
La reducción de la cobertura vegetal ocurre cuando los humedales pierden su capacidad de sostener diferentes tipos de plantas debido a la degradación del suelo, la salinización o la falta de agua. Esto no solo disminuye la biodiversidad, sino que también afecta la capacidad del humedal para proporcionar servicios ecosistémicos como el almacenamiento de agua, el refugio para la fauna y el mantenimiento de los ciclos de nutrientes. En los altoandinos, esta pérdida puede tener impactos a largo plazo en las comunidades locales.
La producción primaria (vegetación) y secundaria (animales que dependen de las plantas) se reduce cuando los humedales pierden su funcionalidad. La falta de agua y nutrientes, junto con la degradación del suelo, limita el crecimiento de las plantas y afecta la cadena trófica. Esto impacta directamente a las comunidades que dependen de los humedales para la producción de forraje y ganadería, disminuyendo los recursos disponibles y aumentando la vulnerabilidad económica.
Según el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), el agua se evapora más fácilmente y es menos retenida en el suelo, afectando las funciones ecosistemáticas y los servicios derivados.
Proyecto Más Agua
Buscamos optimizar el rendimiento del agua en los Altos Andes, maximizando su retención en el suelo para alimentar procesos productivos e hidrológicos como la humectación e infiltración hacia reservas subterráneas y reducir la degradación por desencadenamiento, escorrentías aceleradas y erosión.
Disponibilidad de agua, producción de forraje y animal.
Mantenimiento de la calidad y caudal de agua; reducción de oscilaciones climáticas.
Hábitats para la vida silvestre, paisajes, asentamientos humanos.
Rituales ancestrales, educativos y turísticos.